viernes, 3 de mayo de 2013
La gente...
La gente se maquilla hasta el alma antes de salir de casa por las mañanas. Se mira al espejo y se dice: "Perfecto, ya no pareces tú. Ahora sonríe y cómete el mundo."
La gente es hipócrita, egoísta y una golfa de cuidado. La gente deshace las promesas a su antojo y, al mismo tiempo, te pide compromisos de por vida. La gente se equivoca -se equivoca mucho- y, después, no admite ni un fallo. No perdona. No olvida. No nada. Y no se ahoga tampoco. La gente... ni siquiera pierde la esperanza; por suerte o por desgracia, jamás le hizo falta fabricarla. La gente vive por y para sí misma... pero se consume sin saberlo.
Hay gente que se cree con licencia para exigir cualquier cosa del resto... Y exige sin escrúpulos. Hasta las vísceras.
... Por suerte, aún quedan personas en este mar de gente. PERSONAS, con mayúscula. Son de ese tipo de seres en peligro de extinción que prefiere en la cara el viento al maquillaje. Y que se sienten -porque a veces no todo es verse- muchos más guapos si se miran en los charcos que en los espejos.
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