Solo hay una manera de no encontrar remedio y es pelearse con la realidad. Solo quien acepta la derrota o el tropiezo, el bloqueo, el portazo, solo aquel, puede reconquistar la belleza. Quien se resiste a aceptar lo sucedido, quien se pelea consigo mismo por lo que pasó y se hunde en el reproche, propio o ajeno, no consigue salir de las praderas inacabables de la lamentación. Solo aquel que da por buena la derrota o el tropiezo deja tras de si el muro que lo castiga y es capaz de emigrar hacia otro estado del corazón.
Seguro que has querido huir y has lamentado no hallar una cerradura para abrir la puerta. Y te puedo decir, tras caerme de boca mil veces que desear no es suficiente, también hay que tener arte para olvidar y para cambiar de destino la mirada. Sé que es la tarea más difícil, ser capaz de cambiarte los ojos, pero te lo debes porque mientras vistas las ropas del reproche, todo lo que esperes de fuera te convertirá en una estación vacía
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