viernes, 18 de abril de 2014

Quiéreme


Quiéreme. Choquémonos, como por arte mágico un miércoles. Pidámonos disculpas, sonriámonos. Intentemos tirar el muro gélido diciéndonos las cuatro cosas típicas. Dejémonos llevar más lejos.
Escúchame decir cosas estúpidas y ríete. Sonríeme. Sorpréndete valorándome como oferta sórdida y a partir de ahí quiéreme. Sin rúbrica, pero por pacto tácito acepta ser mi víctima. Déjame que te lleve hacia la atmósfera. De pronto, abalancémonos, besémonos con hambre, acariciémonos, desnudémonos y volvámonos locos. Devorémonos como bestias indómitas. Mostrémonos solícitos en cada prolegómeno. Derritámonos en abrazos cálidos, virtámonos en húmedos océanos. Ábrete a mí, abandónate y enséñame tu sabor. Mordámonos, toquémonos, gritémonos, permitámonos que todo sea válido y sin parar, follémonos. Follémonos hasta quedar afónicos y al otro día quiéreme. Sintamos al unísono un relámpago de éxtasis cándido, dejémonos de artificios y máscaras. Rindámonos a la atracción magnética que gritan nuestros átomos. En un abrazo simétrico perdámonos por esas calles lóbregas regalándonos en cada parquímetro besos que estropeen los semáforos. Sigamos explorándonos como heroinómanos. Dejemos que se haga fuerte el vínculo, unamos nuestro caminar errático, declarémonos cómplices. Y sabiendo todo esto, ojalá pueda mirarte directa a los ojos y sólo decirte; Quiéreme.


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