Después de mucho dudar marco su número, me cuesta teclearlo, cuando acabe de hacerlo no habrá marcha atrás, al oír su voz se despejan mis dudas:
- ¿puedo ir? – puedes venir cuando quieras, ya lo sabes… y cuelga.
Tengo que volver a llamarle al móvil desde el portal, no abre a cualquiera, una llamada perdida cuya respuesta es un zumbido intermitente que franquea mi entrada al portal, 12 pisos metida en un ascensor dan tiempo a pensar de todo, observo mi imagen reflejada en un espejo de cuerpo entero ¿cómo llevo la camisa? ¿Se fijará en mi pantalón? ¿Huelo bien? No me ha dado tiempo a prepararme, ha sido un impulso, ni siquiera he pensado en el estado de mi ropa interior, ya sabéis, mujeres que me leéis, que esas son cosas que se preparan, cuando sabes que vas a quedar con un hombre cuidas tu aspecto, cuestión de coquetería femenina, pero esta vez no me ha dado tiempo, ha sido una reacción visceral, y cuando me quiero dar cuenta estoy llamando al timbre de su puerta…
Abre y solo me mira, nada de saludos vanos, cierra la puerta cuando entro y sus labios se pegan inmediatamente a los míos, sabe que me gusta besarle, sin más, podía tenerme en un beso infinito, pero se que no lo va a hacer, separa sus labios y me mira fijamente, estoy deseando oír su voz, pero no va a decir ni una sola palabra de momento, no es necesario, su mirada es suficiente, me recorre con sus ojos de arriba abajo y yo empiezo a desnudarme, me gusta sentirme desnuda mientras él permanece vestido, sentir el roce de su ropa sobre mi piel me pone muy caliente…
Pero no deja que me regodee, la presión de sus manos sobre mis hombros me indica que me tengo que arrodillar, mi cara queda a la altura de su bragueta y lo acaricio con mi rostro como una gata cariñosa, ronroneando, siento su polla desesperada dentro de su encierro y yo me dedico a enervarla más, hasta que mis manos, también desesperadas, buscan su libertad, bajo la bragueta y aparece el objeto de mi deseo, le doy unos cuantos besitos tiernos como saludándola, pero no me deja seguir, él se da media vuelta y va hacia la habitación, dejándome de rodillas y con la boca abierta…
Cuando llego a la habitación él está de pie, esperándome, empieza a desnudarse mientras lo observo, es raro que me deje disfrutar de este placer, normalmente me tapa los ojos, pero ahora no, ahora me deja pasear la vista por su desnudez y eso me excita, muchas veces me ha dejado solo con eso, sin dejar que le toque, se masturbaba delante de mí sin dejar que me acercara, haciéndome sufrir, hasta que se corría sobre su propio vientre y luego se iba a duchar, él solo…
Pero hoy no, hoy se tumba desnudo sobre la cama y me mira, y a mí me falta tiempo para abalanzarme sobre su polla, se que tengo que utilizar solo mi boca, pero me encanta recorrer su polla de arriba abajo, deposito mi saliva en su glande para desde ahí repartirla por todo el tronco, mi boca llega hasta sus huevos y los siento sobre la lengua, calientes, llenos de leche, de la leche que quiero merecer con esta mamada que le estoy haciendo, ya se que me estoy entreteniendo demasiado, pero lo hago para oír su voz, para que me diga algo, flexiona sus rodillas y me mira: – ¿hace falta que te lo diga?
Su voz… su voz es como una droga para mí, pero soy cabezota y sigo lamiendo su polla como si me fuera la vida en ello, levanta las caderas: – ¿lo entiendes ahora? ¿Hacen falta más explicaciones? Ahora ya no puedo eludirlo, mi lengua se desliza hacia su ano y juguetea allí…
- te ha costado entenderlo, putita…
Mi vello se pone de punta cuando lo oigo hablarme así y mi mano se iría ahora mismo hacia mi coño para darle un poco de paz, pero no puedo perder la concentración, primero hay que cumplir el ritual…
Durante un buen rato mi lengua acaricia su ano, pero de repente él me aparta y se sienta en la cama, coge el tabaco de la mesita y enciende un cigarro, me mira:
- esto me aburre, en vez de lamerme el culo como una zorra avariciosa lo estás haciendo como si te diera asco, dime putita, ¿te da asco mi culo? No se qué responder, no es que me de asco, pero él ya sabe que no es lo que más me gusta…
- no me da asco, pero…
- muy bien, yo te ayudaré a superar eso, vas a estar lamiéndome el culo toda la tarde, hasta que no te de asco, y quiero sentir tu lengua bien adentro zorra, hasta que se te duerma la lengua de tanto chupar…
Apaga el cigarro y vuelve a reclinarse en la cama, pero se lo piensa mejor, se levanta y va hacia la cocina, vuelve con un tubo de leche condensada y se tumba.
- ya verás como de esta aprendes a lamerme el culo…
Se introduce la punta del tubo y aprieta un poco, lo retira: – bien, vas a comerte este tubo de leche condensada desde mi culo, estaremos aquí toda la tarde, hasta que lo acabes, y te advierto que espabiles porque no será lo peor que pruebes hoy…
Obedezco, acerco mis labios a su culo y empiezo a lamer, cuando el exterior está limpio me armo de valor y tímidamente empiezo a meter la lengua dentro de ese oscuro agujero, me cuesta penetrar, siento sus palpitaciones a la entrada de su ano y eso inexplicablemente me excita, mi mano va derecha a mi coño y me acaricio….
- eso es, magrea ese coño, pero no te corras, no quiero que te canses, primero tienes que acabarte la merienda…
Estamos así un buen rato, él rellenando su culo con leche condensada y yo lamiendo a continuación, me duele la boca, el cuello y siento los labios adormecidos, mi cara está toda pringosa, pero él no se cansa… Siento que empieza a acariciarse la polla, le debe estar gustando lo que le hago aunque no creo que me deje que yo le acaricie su precioso instrumento… En pocos movimientos de su mano parece que está listo, levanta mi cara con una mano y con la otra apunta su polla hacia mis labios… los chorros de semen empiezan a salir y se estrellan contra mi boca, cuando acaba se frota contra mi cara, casi no puedo abrir los ojos, mi cara es un poema láctico…
- sigue lamiendo zorra, estás preciosa, debería tenerte siempre con la cara llena de leche…
Cuando me dispongo a seguir con mi labor suena el teléfono, se levanta y me coge de la mano, vamos hasta el salón y allí de pie atiende la llamada, con la otra mano sacude su polla y me mira, me arrodillo y empiezo a mamar de su rabo, está semi flácido y me cabe entero en la boca, él sigue hablando y en un momento dado tapa el auricular y me dice:
- ahora estate muy quieta putilla, esta llamada es muy importante y ahora no puedo cortar…
Entonces pone su mano sobre mi cabeza y aprieta con fuerza contra su pelvis, efectivamente no me puedo mover, pero de repente empiezo a notar que mi boca se llena, está orinando en mi boca y sigue hablando por teléfono, intento apartarme, pero él me sujeta con fuerza, así que empiezo a tragar, no puedo evitarlo por asco que me de, respiro hondo por la nariz y sigo tragando, oigo que cuelga el teléfono aparta mi cabeza y acaba de orinar sobre mi cara…
- uffff, menos mal que estabas aquí, no me aguantaba más…
Ya no puedo más, las lágrimas se me escapan, estoy muy excitada, pero no obtengo ningún placer, ya no se como complacerle…
- venga zorrita, no llores, sigue mamando y obtendrás tu premio…
Esto me humilla, se que seguiré mamando de su rabo, quiero sentirlo dentro de mí, da igual las putadas que me haga, consigo que su polla se ponga dura de nuevo, él se aparta cuando su erección está más alta…
- como te has portado tan bien voy a ocuparme de todos tus agujeros…
Me deja de rodillas en el salón y va a la cocina, vuelve con un pepino de tamaño considerable y el dichoso tubo de leche condensada…
- ponte a cuatro patas zorra, con la cara pegada al suelo…
Creo que más rápido no lo puedo hacer, separo bien mis piernas, él unta el pepino con la leche condensada y sin más miramientos empieza a metérmelo en el coño, grito, me hace daño, intento apartarme y me da un buen azote en el culo…
- joder puta ¿son estas las ganas de rabo que tenías? Tantas ganas de follar y ahora tu coño se pone melindroso…
Sin más palabras empuja con fuerza y el pepino se introduce en mi coño, jadeo, no quiero volver a gritar, pero quiere oírme, así que sin darme tiempo a respirar apunta su polla hacia mi culo y la entierra allí de un empujón, ahora si grito, grito, me muevo, quiero irme, no puedo más, pero me tiene bien sujeta está abrazado a mi cadera y empuja con fuerza…
- muy bien puta, muévete así, cabalga conmigo, como una yegua, acabo de romperte el coño y el culo y te está gustando cerda, eres peor que una perra en celo ¿no querías polla? Pues ahora tienes dos, aprovéchalas…
Es su voz, estoy segura de que es su voz, porque en ese momento me olvidé del dolor y empecé a gozar, me corrí como él había dicho, como una perra en celo, disfrutando de cada empujón, de cada sensación… y cuando él se iba a correr se salió de mi culo, se puso frente a mi cara y me llenó con su leche…
- ya tienes lo que has venido a buscar, hasta la próxima, puta mía, te quiero…
Se metió en el cuarto de baño y yo me quedé tumbada en el salón, haciendo acopio de fuerzas para levantarme e irme, él no saldría del baño hasta que no oyera la puerta de la calle, era el ritual y había que cumplirlo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario